Como todos los años preparamos la misa de Pentecostés en la Catedral. Algunos de los movimientos que están representados en el Consejo Diocesano de Apostolado Seglar realizaban algunos ministerios en ella.
Al final, realizamos un gesto como símbolo de Iglesia en salida. Ana Medina, portavoz de la Diócesis de Málaga, leyó el manifiesto que se generó en los talleres del Encuentro Diocesano de Apostolado Seglar del pasado 1 de junio y del que extraemos el resumen que han hecho desde la Delegación de Medios para la web diocesana.
MANIFIESTO DE LOS CATÓLICOS MALAGUEÑOS
Resumen de las aportaciones de los talleres
del Encuentro de Apostolado Seglar – Fase diocesana del Congreso Nacional de Laicos 2020
(Málaga, 1 de junio de 2019)
LOS CRISTIANOS MALAGUEÑOS CONSTATAMOS...
• Que hay muchos corazones sin luz, muchos sin esperanza, muchas personas que viven el drama de la soledad en medio de situaciones de sufrimiento. Y la persona no ocupa el centro de toda la vida social. Muchos carecen de un trabajo decente que les dignifique como personas, con el que puedan colaborar con Dios en su creación. Sin duda, el modo de organización económica internacional incide en las condiciones laborales de cada lugar: produce precariedad en los países desarrollados, y esclavitud en los países en vías de desarrollo. De ello tenemos una muestra dramática en los inmigrantes que intentan cada día llegar a Europa huyendo de situaciones insostenibles y con el sueño de una vida mejor. De hecho, muchas personas en situación o en riesgo de exclusión se acercan cada día a la Iglesia, buscando ayuda y apoyo, y no pocas veces caen en la trampa del asistencialismo.
• Constatamos los sacrificios que implica construir una familia y educar a los hijos. Para ello no siempre se encuentra el apoyo necesario (en forma de trabajo decente, salarios y vivienda dignos, y ayudas adecuadas a las diversas circunstancias). Todas las dificultades de la vida tienen su reflejo en la familia. Y se hacen más dolorosas en aquellos que carecen de familia y se encuentran en una situación vulnerable: niños, enfermos y mayores. La familia, transmisora de la vida y de la fe, ha demostrado saber afrontar grandes problemas y crisis. Nos duele que a la familia cristiana, sin embargo, se la contemple hoy con extrañeza, como algo que no fuera normal en la sociedad.
Pero la familia cristiana afronta todos los retos con la fuerza de ser una escuela de amor y santidad.